Por Haremy Reyes
Después de haber superado desnutrición grave que puso en peligro sus vidas debido al abandono, los dos perros rescatados el primero de enero en la colonia Providencia, Oliva y Nariz de Botón, están en plena recuperación y casi listos para una familia que los cuide y los ame, confirmó la presidenta municipal de Guadalajara, Verónica Delgadillo.
“Esta pequeñita cuando la fuimos a ver el primero de enero era un huesito era totalmente un huesito miren en esta parte le tomamos fotos no tenía nada de carnita era un huesito total era su piel y bueno vean está súper recuperada eso significa que sí es un gran trabajo con cariño y atención subió 14 kilos».
El gobierno municipal de Guadalajara confirmó que Oliva venció a la muerte. Su pelo naciente recobró el brillo, volvió a ladrar y ya ganó 14 kilos. Ella, un afgano, junto con su hermano, un caniche gigante, fueron rescatados de una finca en la Colonia Providencia donde estaban en completo estado de abandono. Confirmó la presidenta municipal de Guadalajara, Verónica Delgadillo García.
“Cuando la fuimos a ver el 1 de enero-su estado de salud estaba muy deteriorado y ahora está súper recuperada, eso significa que se hizo un gran trabajo”.
La noche del 31 de enero, recordó Delgadillo García, el equipo de la Dirección de Bienestar Animal, acudió a la Colonia Providencia para rescatar a ambos ejemplares que, si bien no tenían huellas de violencia física, eran víctimas de maltrato por abandono.
Debido al estado de salud en el que se encontraban, tanto Oliva como Nariz de Botón (nombre que le dieron al caniche), quedaron bajo la atención y cuidado del Colegio de Médicos Veterinarios Zootecnistas en Pequeñas Especies del Estado de Jalisco. Estaban graves.
“Ya estaba a punto de fallecer, pero con la atención que le dimos en el Colegio, entre todos los colegiados, esta chaparrita y su hermano están a salvo”, comentó el presidente de la agrupación gremial, Ramiro Adrián López Arroyo.
El especialista calificó la recuperación de Oliva como excelente, ya que respondió a los tratamientos y cuidados de manera satisfactoria.
“El 1 de enero la recibimos pesando 12 kilos, ahorita ya pesa casi 24, su recuperación ha sido lenta, pero segura”, refirió.
Un perro de esa raza, acotó López Arroyo, debe estar en los 30 kilos, por lo que sigue en tratamiento para ganar peso y músculo.
Debido a la desnutrición que presentaba, Oliva tenía un daño hepático grave, ya no tenía músculo ni la fuerza para levantarse y mantenerse en pie.
“Estaba en un grado de caquexia ya no se podía ni siquiera levantar, una hipoglucemia considerada grave, al principio su recuperación fue difícil, no quería ni comer, tuvimos que inyectarla, medicarla”.
Su hermano, un caniche al cual han llamado Nariz de botón, también venció a la muerte y pese a que su hígado tenía una condición más grave, su estado de salud va evolucionando favorablemente.
“Derivado del estado hepático y desnutrición que tenía, en los huesos de su cadera se abrió la piel y se expuso el hueso, pero ya ahorita está completamente cerrado”.
Nariz de botón llegó con los veterinarios pesando 11 kilos. En este momento pesa 18 kilos, aunque su peso ideal, por su raza y tamaño, es de 25.
López Arroyo comentó que con la firma de convenio que se hizo con el gobierno de Guadalajara, el Colegio apoyara en la atención y tratamiento de los perros rescatados por maltrato o violencia.
El Gobierno de Guadalajara desarrolla una política de tenencia responsable de mascotas, de la mano de la Dirección de Bienestar Animal y el Colegio de Médicos Veterinarios Zootecnistas en Pequeñas Especies del Estado de Jalisco.