Por Elizabeth Rivera
Los colectivos de familiares de personas desaparecidas denunciaron una serie de obstáculos, incluyendo la falta de empatía del personal público, cambios constantes de agentes del Ministerio Público y la burocracia lenta que perpetúa la revictimización en instancias como la Fiscalía estatal y el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), esto en una reunión con la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ).
Manifestaron que esas barreras complican su lucha diaria y sus esfuerzos por encontrar respuestas sobre el paradero de sus seres queridos, aquí uno de los testimonios.
“Nos los desaparecen y el Gobierno nos vuelve a desaparecer dentro de los Semefos, no es justo que nos hagan eso. Soy madre buscadora, salgo a brigadas lejos, a Tijuana, a muchas partes hemos salido, la CEBP no nos apoya absolutamente con ningún cinco, porque no están vinculadas las carpetas hacia esas partes donde salimos a la búsqueda, no es justo que nosotras paguemos de nuestra bolsa nuestras búsquedas siendo que tenemos derecho a que se nos reembolse lo que son los viáticos”, expresó la mujer buscadora.
En la reunión la defensoría de derechos humanos ofreció una nueva dinámica de trabajo para abordar el problema de las personas desaparecidas. En el encuentro estuvieron presentes Luz del Carmen Godínez González, Presidenta de la CEDHJ y Manuel Alejandro Murillo Gutiérrez, nuevo Primer Visitador General.
En respuesta, la CEDHJ prometió implementar un enfoque más cercano y sistemático, establecer agendas individuales con cada colectivo y familia para asegurar un seguimiento cuidadoso y la transmisión de información esencial. Además, se propusieron reuniones periódicas para proporcionar capacitación sobre derechos humanos y fortalecer la defensa de los mismos.
Como un primer paso, se informó de la apertura del acta de investigación 31/24, partiendo de las graves acusaciones sobre la situación en las instituciones de Lagos de Moreno.
Los colectivos subrayaron en que, más allá de las promesas, es fundamental un cambio genuino en las prácticas institucionales para que no solo se escuchen sus voces, sino que se actúe con la urgencia que la situación demanda.