• Jue. Nov 21st, 2024

Estremece foro “Abrazos, No Balazos: El país de las víctimas”, en la FIL Guadalajara

Cientos de asistentes a la Feria Internacional del Libro se estremecieron durante el foro “Abrazos, No Balazos: El país de las víctimas”, donde las Madres Buscadoras de Sonora, integrantes de la familia LeBarón y sacerdotes de la compañía de Jesús, compartieron sus desgarradoras experiencias en las que sus seres queridos han sido asesinados o desaparecidos, ante un gobierno que no les ha ofrecido más que impunidad, aseguró Julián LeBarón, al recordar como mujeres y niños fueron masacrados en Chihuahua en 2019.

“Encontré una niña de ocho meses en una silla de plástico que había sobrevivido; tenía cuatro agujeros. Mi prima Donna, que es de mi edad, tenía 13 hijos, y la asesinaron a ella y a dos de sus niños chiquitos, y a otros cuatro, cinco, todos baleados; una madre de siete hijos, con niños de pecho, gemelos (…) La Fiscalía nos dice que les dispararon más de tres mil 500 veces a esas mujeres, y hasta la fecha no hay ni una sola persona sentenciada por esa masacre.”


Existen más de 100 personas desaparecidas, asegura madre buscadora

La cifra de 100 mil desaparecidos en México se queda corta, afirmó en el marco de la FIL, la fundadora de Madres Buscadoras de Sonora, Cecilia Flores, quien considera que al menos son el triple, porque muchos no denuncian por miedo. Admite que en la labor de andar localizando fosas clandestinas, ha recibido amenazas, pero no por ello se dará por vencida hasta encontrar a sus hijos, Alejandro y Marco Antonio.

“Entre más me amenazan que ya no busque, porque me van a matar, me dan más fuerzas. Entre más me amenazan y me dicen: ‘oye te van a matar, pagan 50 mil pesos por tu cabeza’, y les digo, ‘pues qué cobardes, porque valgo más, estoy haciendo su trabajo’, porque sabemos que si estamos amenazados por alguien, es por parte del gobierno, que todos los atentados que yo he tenido, estoy plenamente segura que es por parte del estado. No hemos tenido problemas con los cárteles, porque creo que no son tan ruines ni cobardes para amenazar a las mujeres; si les debes algo o estorbas te matan, te buscan donde están, porque estoy viviendo la muerte de cinco madres buscadoras.”

Se dijo desplazada varias veces de su tierra, sufriendo la ausencia de sus hijos y la ausencia de justicia, “no tengo miedo a morir porque muerta vivo, desde que perdí a mi primer hijo fue la muerte. Estoy muerta en vida, luchando, alzando la voz, caminando por todos los montes del país.”

Ante un auditorio que se componía en su mayor parte por jóvenes, quienes le aplaudieron por su valentía al denunciar, Cecilia dijo que no teme por su vida, no le da miedo estar en el campo, su miedo es quedarse en su casa y que lastimen al resto de su familia, mientras el resto de las integrantes de los colectivos no dejaron de gritar: “¡Hasta encontrarlos!”


Ven esperanza en los jóvenes

La esperanza de este México destrozado por la violencia, está en sus jóvenes, esos que no son indiferentes, que están dispuesto a cambiar las cosas, a luchar por la paz, afirmó el padre Javier Ávila, conocido como Pato Ávila, quien fue nota nacional cuando después del asesinato de dos sacerdotes jesuitas, dijo que los abrazos ya no alcanzan para tantos balazos. Ahora, en la FIL, compartió otra experiencia que vivió en el estado de Chihuahua.

“Llegué, estaba un maestro con su bebé en los brazos, parece ser por la escena, que cuando llegan a masacrarlos el maestro dio la espalda para proteger a su bebé, porque cayó de boca, el bebé quedó en el hombro del maestro; me lo encuentro al bebé con dos lágrimas, los ojos abiertos y un balazo en el centro de la frente, le limpié las lágrimas, le cerré los ojos y empecé a ver cuerpo por cuerpo, impresionante, ya supondrán o imaginarán ustedes, aquí hay madres, cuando vieron a sus hijos, completamente desbaratados.”

El sacerdote de la Compañía de Jesús, admitió que con lo que le ha tocado ver como resultado de los ataques del crimen organizado, “se ha roto” al llorar con las familias, también dijo que ha sido amenazado incluso por las propias autoridades, cuando le dicen: “ya bájele padrecito, mejor cálmese”, pero sostuvo que ni se calmará ni se va a callar, porque está cansado de ver cómo matan a la gente por la espalda y porque debe mantenerse viva la memoria de las víctimas.

El tiempo de este foro que se desarrolló durante la FIL, no alcanzó para contestar los cientos de preguntas que quedaron en el aire, pero sí con la profunda reflexión de que es necesario preocuparse, porque ahora que se pretende la militarización del país, el riesgo aumenta.

Haremy Reyes