Por Elizabeth Rivera Avelar
Miles de creyentes acudieron a la misa de bienvenida que se realizó frente a la Basílica para recibir a la Virgen de Zapopan.
Los feligreses se ubicaron en la explanada de la plaza Juan Pablo II antes de las Américas, la cual fue dividida y resguardada con vallas.
El arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, encabezó la celebración religiosa y pidió a los asistentes cumplir con una misión muy delicada e incómoda: denunciar todo aquello que sea un engaño en la vida propia y de los demás.
“Tenemos que tener el valor de denunciar todo aquello que nos somete, nos esclaviza y nos impide gozar de la dignidad y de la libertad de ser hijos de Dios. Tenemos que denunciar con espíritu evangélico, con espíritu profético, todo aquello que no contribuye al desarrollo de nuestra propia dignidad y de la dignidad de nuestros hermanos; en una palabra, tenemos que denunciar todo aquello que nos priva del ejercicio de nuestra libertad y nos quiere someter, nos quiere someter con ánimo de ser esclavos o de ser súbditos. Dios nos hizo hijos libres y nos quiere libres, y nos ayuda a ser libres”, manifestó Francisco Robles durante la homilía.
Además de los feligreses, la Virgen de Zapopan fue acompañada por un contingente de más de 30,000 danzantes, que escoltaron a la imagen durante el trayecto de regreso a su casa, la Basílica, desde la Catedral de Guadalajara.
Los 335 baños portátiles que instaló el ayuntamiento de Zapopan en la zona estuvieron saturados.
Tanto el gobierno zapopano como el Arzobispado de Guadalajara insistieron en que quienes acudan a visitar a la imagen en su casa sigan las siguientes recomendaciones: no suspender medicamentos, asistir con ropa cómoda y bien hidratados, así como colocar un distintivo o gafete a niñas y niños.
Tras la misa, la imagen ingresó al templo y fue colocada en su altar, donde será observada por las personas que acudan a visitarla tras la Romería.